¿Por qué las sociedades humanas hacen investigación científica?
¿Desde cuándo?
La ciencia comenzó en diversas culturas como manera de obtener conocimientos que permitieran entender y predecir acontecimientos naturales, dominar las formas de energía disponibles, aumentar la producción de alimentos y prevenir problemas de salud.
Desde la antigua China hasta el presente, el dominio del conocimiento es sinónimo de desarrollo y poder. En la actualidad, existe un factor común en las sociedades subdesarrolladas: absoluta ausencia y/o muy poco interés por el desarrollo científico.
¿Y en Argentina?
¿Desde cuándo hacemos ciencia de manera programada?
Argentina comienza temprano a sumar la ciencia a las herramientas de construcción de una nación libre y soberana. Ya en el comienzo del siglo XX, Luis Agote desarrolla la primera técnica de transfusión de sangre. Posteriormente, se desarrollan diversas escuelas científicas nacionales que llevaron a los premios Nobel de Bernardo Houssay [1947], Luis Leloir [1970] y Cesar Milstein [1984]. Argentina asume desde entonces una posición de liderazgo científico en América Latina.
El carácter inclusivo de la educación nacional tuvo un rol clave y, en particular, el acceso a educación terciaria gratuita. Un paso fundamental, la fundación del CONICET [1958], dio a miles de argentinos la oportunidad de adquirir el entrenamiento científico requerido y de aplicarlo en nuestro país.
El retroceso comienza en 1966 cuando se produce la «Noche de los Bastones Largos», desencadenando el primer vaciamiento de la UBA. Diez años después, un nuevo golpe cívico-militar completó el proceso (1976-1983). Muchos científicos formados fueron muertos, desaparecidos, o debieron huir/abandonar el país. Así, dos generaciones no pudieron devolver el esfuerzo invertido en su desarrollo. El remate final del sistema pareció darse con el menemato (1989-1999) cerrando la carrera del investigador del CONICET. Para dar números, en el año 2000, el CONICET concursaba, solamente, 14 becas de doctorado en la gran área de química para todo el país. Toda una demostración del nulo interés en la ciencia y el desarrollo tecnológico considerando que 14 era un número inferior a las carreras de química presentes en las universidades argentinas de la época. Una nueva ola emigratoria (inclusive muchos de los miembros de ECo) volvió a vaciar los laboratorios públicos donde el sistema se venía desarrollando tímidamente post-dictadura. En paralelo, Cavallo mandaba a los científicos a lavar los platos porque protestaban por el vaciamiento de las instituciones de CyT.
La propaganda del grupo de poder al mando, Fuerzas Armadas en varias oportunidades, menemismo/delaruismo más recientemente y hoy del gobierno Macri/Cambiemos (Coalición: PRO+UCR+ARI), usó su sociedad/control mediático para justificar los desmanes contra el sistema, presentando a la actividad como especulación inútil y tonta.
Pero sorprendentemente, cuando todo parecía perdido, vinieron años de inversión de recursos, repatriación de cerebros fugados y hasta la creación, por primera vez en la historia de nuestro país, de un ministerio del área (MinCyT).
El punto cúlmine del último cambio positivo había sido definir al desarrollo científico como política de estado para así desvincularlo de vaivenes en la gestión política.
Surge el plan Argentina Innovadora 2020.
¿Usted sabe lo que es (o era)?
Se trató del mayor plan nacional de Ciencia y Tecnología que alguna vez se haya trazado y comenzado a ejecutar en nuestro país. Su duración fue programada (Argentina año verde) por 7 años.
Definía un crecimiento garantizado de la masa de investigadores, promoción de la innovación productiva y ampliación de temáticas con foco en la solución de problemas nacionales (y globales).
¿Será que en esto también hace falta que Cambiemos?
Con él se buscaba alcanzar parámetros semejantes a los de los países más avanzados del área. En un plan de mediano plazo.
Alcanzar cuestiones consideradas estratégicas en los países donde la ciencia es el motor de la economía del siglo 21. La intención era sentar las bases tecnológicas para un desarrollo completo y equilibrado, tal como todos queremos para la Argentina.
A seguir, presentamos un gráfico de la página de internet oficial donde el gobierno aún mantiene las informaciones sobre el plan Argentina Innovadora 2020.
No fueron solo palabras. Los actores del sistema vimos los hechos ocurrir año tras año desde la creación del MinCyT y del programa Raíces.
Y l@s científic@s argentin@s residentes en el exterior vimos surgir innumerables oportunidades de colaborar con nuestr@s colegas locales, formar recursos humanos que volvieron a insertarse en grupos de investigación argentinos, algunos pre-existentes, otros nuevos.
La estrategia de focalización de la infografía anterior lista áreas estratégicas consideradas prioritarias.
La salud, por ejemplo, como se muestra en el gráfico siguiente:
Pero al parecer volveremos a foja cero. ¿El ciclo destructivo una vez más?
De Argentina Innovadora 2020 a quedar al borde del precipicio en un solo año
Estos son los números de personal incorporado temporaria o permanentemente al CONICET en 2015-6, último año de la gestión de gobierno anterior y primero de la del gobierno Macri.
2015 | 2016 | Recorte | Porcentaje | |
---|---|---|---|---|
Doctorado | 1796 | 1424 | -372 | -20,71% |
Postdoctorado | 1240 | 1041 | -199 | -16,05% |
Carrera de investigador | 830 | 385 | -445 | -53,61% |
Es más que evidente que esta gestión de gobierno no le da continuidad a Argentina Innovadora 2020. En relación con el financiamiento de proyectos y programas, entre 2015 y 2016 la inversión cayó globalmente en 3.100 millones de pesos. Mientras el presupuesto del Mincyt fue de 0,71 % del presupuesto nacional en 2016, durante 2017 será del 0,59%, cayendo como tantos otros indicadores.
De la prometida continuidad del programa nacional de CyT más importante que hayamos visto l@s argentin@s sólo quedó, lamentablemente, el nombre del ministro del área. Decimos sólo el nombre porque el pensamiento del ministro parece haber cambiado (siguiendo el lema del partido gobernante) de forma diametralmente opuesta.
No se puede ser parte de la creación del programa Argentina Innovadora 2020 y luego desmontarlo, porque eso implica un serio grado de incoherencia e irresponsabilidad que un ministro no puede tener. O se defiende la ciencia en un país en desarrollo o se la denuesta.
Todos sabemos que no habrá una Argentina que merezca ser vivida sin insumos para la salud, sin desarrollo energético planeado, sin alimentos de calidad, sin conocernos a nosotros mismos y entender nuestra historia, y sin dominio de las nuevas tecnologías de comunicación e información.
Sin científic@s, todo eso no se domina. Sin ciencia, seremos sólo una chacra, una mina y un montón de cuerpos para agachar el lomo y servir a l@s patron@s de turno. Como decía el cantor: las penas son de nosotros. ¿Serán?